En las aventuras de Astérix, los galos temían que el cielo se desplomase sobre sus cabezas. Por suerte, un titán —Atlas— lo sostenía. ¿Se imaginan que el propio Atlas convocase a todos con un dramático «¡Salvemos el cielo!»? Pues en el fútbol moderno, mientras algunas voces influyentes claman por rescates grandilocuentes, el hincha de a pie ya ha demostrado estar listo para remangarse y apuntalar él mismo la bóveda de su club cuando amenaza ruina. Sin necesidad de proclamarse mesías del balón.

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