En España, las microempresas constituyen el 94% de las empresas y son el auténtico motor de nuestra economía. Sin embargo, son también las más vulnerables. Cuando se enfrentan dificultades financieras, lo hacen prácticamente solas, sin acceso real a los mecanismos de ayuda que la legislación concursal promete. Hablamos de negocios que no solo sostienen familias, sino que mantienen vivo el tejido social y económico de barrios y comunidades enteras. Pero, ¿qué sucede cuando estas empresas empiezan a caer?

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